viernes, 6 de mayo de 2011

Ian McEwan. El inglés e Inglaterra, por ejemplo.



Ian McEwan, efectivamente, es inglés. Nació allí, en aquella isla que es ahora la más grande de este viejo continente que muy acertadamente llamamos Europa. Ese mismo nombre ya es un símbolo de corrección política de la buena, porque mejor 'Europe' que 'Christendom', dónde va a parar. Y sí, también es cierto que no solo nació en Inglaterra, sino que también es muy Inglés. Me explico.

Cultura inglesa: cultura del funcionamiento, de la diligencia, de la educación, de la doble capa vital: estrictamente reglamentario, desastrosamente borracho. Quiero decir que cuando encuentran el intersticio para dejar a un lado la piel de cordero, se ponen encima la de vikingo y salen sorber cuernos. Ian McEwan no me parece una excepción en absoluto. Hace poco vi una entrevista que le hicieron en un programa de literatura (naturalmente, emitido a las 3:00 am en TVE) y al hombre se le ve muy compuesto, muy social y muy tradicional. Tiene mujer e hijos, al menos uno. En la entrevista contó que las mujeres son muy lectoras en Inglaterra, que un día fueron a la plaza con un par de cajas de libros de los que querían deshacerse (estanterías superpobladas de escritor, me temo) y los del género macho desconfiaban y apenas sí se acercaban a recoger algún ejemplar; las féminas, por contra, esbozaban sonrisas brillantes (outlined dazzling smiles) y muy agradecidas se llevaban los Jane Austen o los George Orwell o incluso los Mathew Lewis para casita. Ian lo contaba tranquilamente, con la tranquilidad que la gente inteligente sabe disfrutar e inspirar. A veces se confunde con tristeza o amargura y qué más da.

Leed First love, Last Rites, porque guarda al menos dos joyas de la narración breve. Dos o tres cuentos que seguro estarían en una antología del cuento inglés en este último medio siglo. (Qué atrevido, eres, blogero).

Es desgarrador y muy políticamente incorrecto en sus cuentos. Todos hemos defendido alguna vez un gusto chusco por una película o novela con la profundidad de los 'villanos'. Pues este hombre lleva eso al extremo, porque sus antihéroes son creíbles, y les podría hacer volar y seguirían siendo creíbles. Supongo que en eso interviene la astucia, el ojo afilado de escritor y la experiencia. Pero a la vez que se leen y deseas no cruzarte jamás con uno de esos individuos que protagonizan sus cuentecillos, quieres, secretamente deseas tener una conversación sobre la vida con ellos. 'Yo la pasaría dentro de esta alacena (diría uno), yo la pasaría tratando de violar a mi hermana (diría otro), yo probablemente buscando a mi madre, que se largó con un chulo putas y me dejó en la calle con un regaliz y una bolsa de calzoncillos sucios (diría el tercero).

Lo del inglés va porque yo lo leí en Inglés. Y si lo he hecho yo, tú también puedes.

1 comentario:

  1. Se me olvidaba decir que el último individuo del que hablo, el que se queda en la calle, debe de tener 15 años y algún tipo de retraso mental. OUyeah, Ian.

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