domingo, 22 de agosto de 2010

Cuentos completos de Onetti y otras cosas


Es un pena esto de trabajar. Te deja poco tiempo para otras cosas y ese tiempo que te deja está emponzoñado, porque está hipotecado, lastrado por el cansancio y la condición de hacer lo menos posible, lo-que-sea-que-no-requiera-esfuerzo. Entonces leer queda en esas cosas que requieren esfuerzo, y se puede hacer menos, y con menos intensidad. En cualquier caso, al tema.

Leí El amor en los tiempos del cólera. Me gustó, pero no tanto como yo esperaba. García Márquez escribe muy bien, guarda algunas sorpresas en la manga y tal, pero es una novela relativamente llana, no plana, pero llana. Es lo mismo, pensarás. No quiero yo decir lo mismo con llana y plana. Y no seré el primer ser humano que diga que es una novela mala o mediocre. Solo digo que a mi no me sacudió.

El gran descubrimiento de este verano, sin duda, ha sido (Milán Kundera, también, pero) Onetti. Había oído hablar de él, sabía que formaba parte del Boom (aunque con más propiedad se le mete dentro de la generación de los 40) y que era un poco de los que iban a la cola en cuanto a repercusión posterior y ventas. Onetti es impresionantemente bueno. Si decimos bueno, lo decimos con todas las de la ley. Onetti es bueno. Pero tan asquerosamente bueno, que supera la más alta expectativa. He leído El astillero y algunos cuentos, y, aunque Onetti es siempre Onetti, la novela me ha gustado menos que los cuentos.
La lengua, el lenguaje, la forma que tiene de escribir, es un personaje más dentro de la narración. Dicen que en Faulkner ocurre lo mismo, y dicen que Onetti es muy faulkneriano. Pues eso. El estilo de Onetti es muy profuso en símiles, sobre todo en adjetivación. Sus adjetivos son ante todo muy narrativos, no tan accesorios como podrían serlo en cualquier otro autor. Se vuelven imprescindibles conforme uno va leyendo. El universo y la particular percepción que tiene Onetti de las cosas es apabullante, y claro, además tiene la facultad de transmitir eso con palabras, de dejarnos ver lo que hay detrás de sus ojuelos.
A veces la trama es un lugar difuminado. Lo que más gracia le hace a Onetti es imaginarse al lector tratando de construir, con los datos que da, una historia a veces ¿inexistente? Los caminos que recorre el lector, y lo equivocadamente que está la mayoría de las veces y lo bueno, lo grandioso que es eso y el sentido que le da a su lectura, se aprende con Onneti, que miente mucho y bien, y gusto que da.

3 comentarios:

  1. LAs partículas elementales es un libro estupendo! recuerdo que me lo regaló un amigo en primero de carrera...
    hay un señor estupendo en Bilbao que tiene un local dedicado a cambiar libros.Lo hace sin ánimo de lucro :) te encantaría.

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  2. de dónde has sacado esta foto?

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