viernes, 8 de julio de 2011

¿Saber o no? ¿Ser feliz, sí o sí?


Acabo de leer una crítica cojonuda sobre un libro que se llama Revolutionary Road, que como muchos de vosotros (¿quién?) sabéis fue llevado al cine por Sam Mendes. No voy a hablar de la película porque no la he visto, pero Mendes me mola. ¿Habéis visto Camino a la perdición? Chula. Bueno, el caso es que en esta crítica se vuelve al dilema de no saber y ser feliz o de saber y ser más auténticamente menos feliz. Y como es una historia de amor, el conflicto está en que aquellos que nos empujan a conocer nos hacen menos felices y representan a veces nuestro fracaso. Es una lectura muy personal, ésta, pero tremendamente sugerente. Ahora bien, alegar que el conocer es fracaso si lleva a un estado de menor alborozo es peligroso cuando menos. Yo tengo en la cabeza la idea de que el ser más ignorante del mundo también es infeliz a veces, que todos aquellos que vende fuegos artificiales, vidas de película americana y sonrisas sin fecha de caducidad son también infelices. Yo diciendo: qué mal lo voy a pasar, y otro diciendo: qué mal lo vas a pasar tú, porque yo soy feliz. ¡Ja! Creo en una especie de equilibrio que evidentemente opera dentro de los mínimos. Ciertamente un niño muriéndose de hambre no será más feliz que yo, primero tiene que haber vida para poder disfrutar de ella.


El tema se ha tratado en muchos libros, y de un modo u otro creo que siempre ha estado presente en todos nosotros. Mi opinión ya la saben, mi caso es diferente: hace 4 años que leo como loco, y hace solo uno que he aprendido lo importante que es la cultura en general. Y me refiero a toda la cultura, todo lo que se pueda aprender de cualquier sitio. Lo mío son los libros, pero hay más maneras y lugares. Leer historia, leer la Biblia si vives en Europa, aprender otra lengua como mínimo, viajar pasando el mínimo tiempo posible en el hostal, agarrar una mochila y olvidarte del calvin kein, de los cubatas y de la puta que lo parió a todo; no tener miedo a estar solo, a conocer solo, a escucharse a uno mismo y ver qué se tiene por dentro...¿Poco? A veces no.

1 comentario:

  1. El Eclesiastés es un libro increible...que creo que habla de algo parecido.
    Aunque no estoy segura.Estamos hambrientos :)

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