sábado, 27 de febrero de 2010

Cuentos de Raymond Carver


Raymond Carver es la puta que lo parió. Es que te cagas. Bueno, ahora, dicho finamente, añadiré que sus cuentos son 'una delicia''. Descubrí a Raymond Carver hace dos años, en un texto que tuvimos que leer para una clase de teoría de los géneros literarios. El profesor de dicha asignatura (el mejor profesor que he conocido en mi vida) nos había facilitado una antología de cuentos un poco arbitraria, aunque con un fin tan claro que justificaba la selección. El fin era estudiar los límites de ciertos géneros literarios.
El caso es que había otros interesantes y que descubrí también, como Quim Monzó, John Cheever (nunca se dónde va la h de John), Antón Chéjov, etc. Ray estaba cerca de otro género de cuentos que no recuerdo cómo se llamaba. Estaba, pero no lo era del todo. Raymond Carver es uno de los padres del realismo sucio. Es una corriente nacida en EEUU (¡horror!) que tiene como premisas esenciales el minimalismo, el reduccionismo lingüístico hasta el puro esqueleto. No hay largas descripciones. El estilo te gusta porque es extremadamente transparente y sencillo. Cada palabra parece que está enferma de una timidez y un dolor que la hace querer separarse de la otra. No sabes cuándo va a terminar el cuento. De qué manera. En qué momento una palabra se verá al fin complacida. Se la dejará a solas y ya no habrá más. Y sobre eso habla Raymond Carver. Sobre la jodida soledad en la sociedad actual. Sobre el fracaso de muchos hombres y mujeres que se embarcan en la aventura de la vida (matrimonio, trabajos, hijos: divorcios, infidelidades, problemas con el alcohol, alejamiento con los hijos, problemas de comunicación) y que son brutalmente (aunque sutilmente) barridos, de manera implacable. Suelen ser personajes resignados. Es un retrato del hombre de 30 años en adelante moderno.
El otro día escuché en clase que los cuentos de Rulfo son marcadamente desesperanzados. Yo creo que no, y creo que, si eso piensa el profesor, es que no ha leído a Carver. Creo que el que sea feliz tras leer un cuento de Carver, es que no ha leído un cuento de Carver.
No tiene problemas en decir palabrotas (oh my god), no tiene problemas en decirte: eres un niñato que no conoce la vida; no has salido del huevo, pero mira lo que te espera. Y entonces recuerdas a aquel matrimonio que eran amigos de tus padres (¿qué será de vosotros?), recuerdas a unos amigos tuyos (suerte,chicos) y recuerdas a tus padres. Y dices: Jo, Ray.

(Actualmente leyendo: De qué hablamos cuando hablamos de amor.)
(Significado de la foto: ¿No os da la impresión de que ese cuello tan humano es más frágil que una copa de cristal?)

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